Orrego volvió al avión oficial: del gesto austero al gasto millonario

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 El gobernador de San Juan, Marcelo Orrego, utilizó el avión oficial de la provincia —matrícula LQ-CVO— para viajar el viernes 27 de junio a Buenos Aires, donde participó de una actividad en la Embajada de Francia sobre cobre y desarrollo local. Regresó a la provincia este sábado 28. El dato que genera polémica no es el viaje en sí, sino el medio elegido: el avión oficial, cuyo uso representa un gasto multimillonario frente a alternativas mucho más económicas.


En diciembre de 2023, Orrego había sido fotografiado haciendo fila para abordar un vuelo comercial, lo que generó simpatía y fue interpretado como un gesto de austeridad. En esa ocasión, medios locales informaron que el uso de Aerolíneas Argentinas en lugar del avión oficial permitió un ahorro estimado de medio millón de pesos. El contraste con la decisión actual no pasa desapercibido.

Orrego haciendo fila junto a otros pasajeros en un vuelo comercial en diciembre 2023.


Según datos del sitio especializado Flightradar24, el avión LQ-CVO —un Cessna Citation Encore+— despegó de San Juan el viernes por la tarde hacia Aeroparque, y volvió este sábado también por la tarde. El tiempo total de vuelo estimado es de 4 horas, entre ida y vuelta.


No hay datos oficiales publicados por el gobierno provincial sobre el costo operativo del LQ‑CVO, pero fuentes especializadas estiman un valor cercano a USD 10.000 por hora de vuelo para este tipo de aeronaves ejecutivas. Eso significa que el viaje de dos días podría haber costado USD 40.000. Con el dólar oficial actual rondando los $1.200, el costo total del viaje sería cercano a los 48 millones de pesos argentinos.


En contrapartida, un pasaje ida y vuelta en clase turista entre San Juan y Buenos Aires se consigue por entre USD 150 y USD 300, es decir, entre $180.000 y $360.000 pesos argentinos. La diferencia es brutal: el uso del avión oficial implicó un gasto más de 130 veces mayor que la opción comercial.


Hasta el momento, no hay explicaciones públicas ni comunicados oficiales que justifiquen por qué se optó por el avión oficial. No se informó si hubo razones de seguridad, agenda apretada o cuestiones técnicas que impidieran el uso de un vuelo de línea.


El contraste entre el relato y la práctica es evidente. Mientras en sus primeros meses de gestión Orrego proyectaba una imagen de cercanía y moderación en el gasto, este nuevo episodio deja expuesta una decisión que muchos interpretan como contradictoria y costosa. En un contexto económico donde se exige esfuerzo y ajuste a la población, el uso de un avión ejecutivo por casi 50 millones de pesos para asistir a un acto protocolar en Buenos Aires plantea un serio interrogante:

¿Era necesario?


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