La reciente decisión de la World Skate y el gobierno provincial de San Juan de reducir los precios de las entradas para el Mundial de Clubes de Hockey sobre Patines no es un gesto de generosidad, sino una respuesta forzada ante el fracaso de su estrategia inicial.
Con precios iniciales que llegaron a alcanzar los $250.000 para los abonos en platea, la organización pecó de un optimismo desmedido y una desconexión total con la realidad económica de la provincia. El público, por más que ame el deporte, no podía afrontar esos valores, dejando al descubierto el abismo entre el discurso de la "pasión sanjuanina" y la viabilidad económica. La rebaja es una admisión tácita de que el público no estaba dispuesto a pagar precios de turismo internacional para un evento local.
La reducción de precios, a solo una semana del inicio del torneo, transforma el valor del abono más caro de $250.000 a $180.000, mientras que el abono general, inicialmente en $100.000, se fijó en $80.000.
Esta corrección tan abrupta es la prueba más fehaciente de la escasa venta de tickets, que encendió las alarmas en la organización. Lejos de ser un favor a los hinchas, esta medida es un intento desesperado por llenar las tribunas y evitar que el evento se convierta en un fracaso de convocatoria. La narrativa del "acceso al deporte" se desmorona ante la evidencia de que el único motivo de la rebaja fue la ausencia de compradores.
